El Espíritu Eterno

RESUMEN
Herr Kennen, un oficial alemán que ronda los cuarenta y que reside actualmente en París, se topa un día por casualidad con Marina Mun, una pianista pelirroja y hermosa con la cual se obsesiona. Sin saber por qué, comienza a querer saber más cosas sobre ella y le encomienda a Françoise (su secretario particular) que averigüe todo lo que pueda.
Marina adora tocar el piano y, cuando no está tocando, lee o pasa el tiempo con su amiga Deray. Kennen, por su parte, dedica últimamente bastante tiempo a leer las traducciones de unos manuscritos que ha mandado a traducir.
Tal es la obsesión del oficial por la pianista que, un buen día, provoca un encuentro en una fiesta entre ambos; pero Marina ni se fija en él y se marcha a dormir. Cuando llega a casa, Kennen la está esperando y, en contra de su voluntad, la hace suya. En un intento de huir, la chica se resbala y pierde el conocimiento, y cuando vuelve en sí se encuentra en una habitación extraña; está secuestrada. Marina aprovecha un descuido para huir, pero Kennen no tarda en descubrir su paradero y la vuelve a llevar a su casa.
Marina no se dará por vencida y, una de las veces que el alemán irrumpe en su habitación con sus malas formas, ella coge un abrecartas y se lo clava en el pecho. No obstante, sin saber por qué, se arrepiente y le salva la vida, aunque aprovecha el revuelo de la situación para escaparse. Va a su casa, donde le espera Pancho, que es un perro al que se encontró en la calle y con el que comparte su vida desde aquel momento.
Pero Marina no va a tenerlo fácil para esconderse, porque Kennen sigue obsesionado con ella y, por otro lado, el mariscal Keitel también ha quedado prendado de sus encantos. Ahora son dos hombres quienes necesitan encontrarla para saciar sus ansias de ella. Keitel la encuentra primero y se la lleva a su casa, donde la acosa y la trata mal. Cuando peor están las cosas, Kennen aparece para "salvarla"; se la lleva y le advierte de que Deray la necesita, así que le da permiso para ir a visitarla unos días.
El hijo pequeño de su amiga ha muerto y la pianista dará un concierto en su honor, el cual termina de la peor forma posible: Deray muere atravesada por las balas de una metralleta. Marina no entiende por qué la vida la trata de ese modo; ya perdió a sus padres, a su amante, a su admirador, al hijo de su amiga, a su amiga... y ahora van a por ella. Comienza a correr sin parar hasta que, rendida, se para a las puertas del Sacre Coeur. Allí, una mano aparece en la oscuridad y Marina se aferra a ella. Es la mano de Kennen, quien vuelve a llevársela consigo.
Kennen le habla a Marina de sus investigaciones sobre la traducción de los manuscritos y, curiosamente, la muchacha puede proporcionarle información sobre tal asunto.
Las cosas comienzan a torcerse cuando quieren encontrar al oficial alemán por haber conspirado, supuestamente, en contra del Führer. De modo que Marina, Pancho y Kennen huyen.
Ahora que Kennen y Marina pasan más tiempo juntos, la chica ya no sabe si siente odio o indiferencia, incluso se acuestan juntos sin que ella oponga ninguna resistencia. Pero Kennen, por primera vez, deja al descubierto su pensamiento de que Marina es Lilith, la Mujer que aparece en todos los manuscritos y que va errante por todas las épocas: la Muerte; pensamiento que disgusta a la pianista.
Kennen enferma y muere en brazos de Marina, y Françoise, que está presente, ve aparecer una luz blanca que desaparece llevándose consigo la vida de su jefe. Asustado, empieza a decirle a Marina que ella es la muerte, pero ésta lo niega (aunque en su interior piense que es verdad).
Ya en Málaga, por fin, se confiesa a sí misma sus pensamientos: es el Espíritu Eterno.
MARTA GONZÁLEZ SÁNCHEZ

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